Reuters.Imagen de una mujer en un club de swingers
Entre Malasaña y Alonso Martínez
había hace años un local en el que, a lo largo de toda la noche, no paraba de
entrar y salir gente. Podría ser un bar cualquiera pero la puerta siempre permanecía cerrada. Y lo que era aún más raro,
aquellos que querían pasar, tenía que ser escudriñados a través de una mirilla.
Se trataba de un club de swingers, algo poco conocido
en la capital. Swinger viene a significar algo así como libertino, aunque así
es como se llama a aquellas parejas heterosexuales que realizan intercambios
sexuales. La «comunidad swinger» está tan consolidada en el mundo que cuenta
con su propia bandera.
La exclusividad y la
discreción son las principales características de estos clubs. En pocas
ocasiones hay un cartel que anuncie el lugar. Algunos incluso, exigen que algún
miembro te invite.
Swingers en Madrid
En Madrid los hay de todo
tipo. Desde locales modestos con noches gratuitas para atraer más público,
hasta lugares de lujo. Uno en el que coinciden todos los que llevan en «esto
del intercambio» desde hace tiempo es el Fusion Vip.
Camas balinesas
Camas
balinesas, fiestas de máscaras, atuendos picantes, las noches temáticas son uno de los reclamos de este local, que abre
desde el mediodía (de lunes a viernes) hasta altas horas de la madrugada. El
rango de precios varía, aunque las que suelen salir beneficiadas son las
mujeres. Si van solas pagan únicamente 10 euros en lugar de los 50 que puede
llegar a pagar un caballero sin pareja. En cambio, los que van acompañados
pueden pagar desde 30 hasta 50 euros.
Por esa línea sigue Encuentros
Vip que ofrece «Fiestas liberales
diarias». El ambiente en estos locales suele ser similar: sofás de
cuero, luces rojas y tenues, y música chill out. A veces hay hasta jacuzzis y
habitaciones con distinta decoración, según los gustos.
El perfil del swinger
Las normas pueden variar
según el lugar pero en casi todos los locales se sigue un patrón similar: hay
una primera toma de contacto entre copas y risas. De ahí puede pasarse a alguna
piscina (sobre todo si lo que se quiere es practicar sexo en grupo) o a lugar
más recóndito (si es un intercambio más «light»).
Respecto al tipo de gente, no existe un «perfil swinger». Tal vez
abunden más los matrimonios o las parejas consolidadas, aunque los sexólogos
coinciden en que tiene que ser algo consensuado entre ambos miembros, porque si
no puede ser perjudicial para la relación. También hay personas que prefieren
ir a este tipo de clubs solos.
Y para los más tímidos existe también todo un universo swinger on-line,
para quedar sin intermediarios. Todo al alcance de aquellos «libertinos» que
quieran atreverse a probar algo nuevo.
s. l. abc_madrid / madrid
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