jueves, 20 de septiembre de 2018

Del vibrador victoriano al succionador de clítoris

El vibrador se creó para aligerar la tarea de médicos y matronas en lo que se llamaba masaje pélvico o genital

Ilustración: Anabel Bueno con foto de SSPL (Getty Images)
Estamos acostumbrados a ver todo tipo de aparatos para la satisfacción sexual femenina: dildos de todos los tamaños y colores, vibradores que parece que tienen puñitos y quieren pelea, otros más discretos con forma de pintalabios o los que no se basan en la penetración sino en la estimulación del clítoris. Pero para llegar a todo esto, hay que mirar hacia atrás y ver cómo surgieron y por qué. Sobre todo porque no siempre fueron un artilugio meramente erótico: se inventaron para uso médico.
Como explica Rachel P. Maines en La tecnología del orgasmo. La «histeria», los vibradores y la satisfacción sexual de las mujeres, el vibrador se creó para aligerar la tarea de médicos y matronas en lo que se llamaba masaje pélvico/ genital para la cura de la histeria (te lo explicaré luego), y de paso aumentar la productividad y atender a un número mayor de pacientes (lo que les daba más dinero, claro). Para entender qué demonios es la histeria y un masaje pélvico y por qué lo realizaban médicos y matronas, hay que remontarse bastante más atrás (y con bastante me refiero desde al menos el siglo IV antes de Cristo). 
Se denominaba histeria a un conjunto de síntomas que englobaban desde apatía a sofocos, irritabilidad, insomnio, retención de líquidos y muchos otros que en este artículo están muy bien reflejados y que se remediaban con paroxismos, porque tampoco lo llamaban orgasmo. (En realidad, todo el tema alrededor del orgasmo femenino y la sexualidad de las mujeres desde el punto de vista médico y el androcentrismo en torno al coito a lo largo de la historia daría para otra newsletter). Respecto a la histeria, metían tantas cosas bastante normales como síntomas que difícil era que no te la diagnosticaran y, la verdad, un orgasmo no era mal remedio para algunas de ellas (orgasmos que no tenían en casa ya fueran mujeres solteras, viudas, monjas o casadas porque la sexualidad y el disfrute de las mujeres... ya tal). Fue eliminada como enfermedad por la Asociación Americana de Psiquiatría en 1952.
Para curar la histeria, según la época, se proporcionaban distintas prácticas: masajes pélvicos, exponiendo vapores a la vagina, agua a presión en la pelvis o ¡montar a caballo!, por ejemplo. Hasta que los médicos de finales del siglo XIX, un poco hartos de dar masajes (lo consideraban un tostón e intentaban que matronas lo hicieran por ellos) idearon los primeros vibradores para librarles de esa tarea y aumentar la productividad y los beneficios económicos, dado que la máquina tardaba 10 minutos cuando a ellos les llevaba una hora, así que con la máquina podrían atender a más pacientes.
Ilustración de 'La tecnología del orgasmo. La «histeria», los vibradores y la satisfacción sexual de las mujeres', de Rachel P. Maines
Al principio, los aparatos eran solo de usados por los médicos, pero a medida que la electricidad llegaba a las casas, empezaron a comercializarse para tener en el hogar. En 1900 había bastantes modelos, muchos con juegos de accesorios y con diferentes maneras de fuentes de energía. Según cuenta Maines en el libro, el vibrador fue uno de los primeros aparatos eléctricos para la casa en venderse junto a la máquina de coser, el ventilador, el hervidor de agua y el tostador (y lo hizo años antes que la aspiradora, la plancha o la freidora). Tanto era así que se anunciaban en revistas de costura de la época, ya que se vendía para uso relacionado con la salud hasta los años 30 del siglo XX aproximadamente. En San Francisco hay un Museo del Vibrador Antiguo en el que se pueden ver todos estos cacharros.
The Antique Vibrator Museum
Hacia la segunda mitad del siglo XX el vibrador resurgió ya como algo erótico. Y eso nos lleva hasta hoy. Ahora toda la industria se pone imaginativa en lo de producir orgasmos a las personas con vulva. Hace unos meses, descubrí a través de los Instagram Stories de dos ilustradoras (Flavita Banana y Monstruo Espagueti, ya no están disponibles) un dispositivo que es un succionador de clítoris (y que en color negro me recuerda a Pingu). Al parecer, por lo que contaban en los Stories (y en Youtube) el aparatito en cuestión hace verdaderas maravillas en tiempo récord. La verdadera salud.
Anuncio extraído de 'La tecnología del orgasmo. La «histeria», los vibradores y la satisfacción sexual de las mujeres', de Rachel P. Maines
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