El bisabuelo de Felipe VI fue un monarca con tendencia
a transgredir las normas. Gracias a la labor del Borbón su círculo cortesano
pudo consumir este metraje de alto voltaje
Alfonso XIII era muy 'gentleman', un conquistador nato que disfrutaba
acudiendo a reuniones elitistas donde todo era moderno y cosmopolita",
afirma el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Javier Moreno.
Montaje: Blanca López-Solorzano
El rey Alfonso XIII
de Borbón, de nombre completo Alfonso León Fernando María Jaime Isidro
Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena, se valió de los medios
privilegiados de los que disponía para hacer realidad lo que para el resto no
pasaba de fantasía sexual. Y lo hizo convirtiéndose en el primer promotor del
cine pornográfico en España. Al bisabuelo de Felipe VI, que reinó de 1886 -año
en que nació- a 1931 -año en que se proclamó la Segunda República-, se le
conoce como "el rey playboy", tal y como afirma a Icon
el doctor en Historia Eduardo Juárez, además de por sus aventuras
extramatrimoniales, por haber sido pionero del cine pornográfico en España.
Juárez reconoce que
esta insólita afición para un jefe de Estado evidencia que el monarca
"probablemente padecía adicción al sexo". "Alfonso encontró vía
libre para llevar a cabo sus cuestionables gustos, teniendo en cuenta la
época, en el cine porno. En general, los Borbones han sido famosos por sus
aventuras sexuales. Su padre, Alfonso XII, era igual de libertino, pero en su
caso se esforzaron por lavar su imagen y pasó a la historia como un rey triste
y compungido", apunta Juárez.
Las cintas porno fueron rodadas a instancias del Conde
Romanones, que ejerció de intermediario entre la productora barcelonesa Royal
Films (fundada en 1915 por los hermanos Ramón y Ricardo de Baños con el fin de
suministrar cine porno a la casa real) y Alfonso XIII
Jesús Izquierdo,
historiador y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, es de la misma
opinión que Eduardo Juárez y destaca que Alfonso XIII (Madrid, 1886 - Roma,
1941) fue un monarca con tendencia a transgredir las normas.
Un ejemplo de esta
indomabilidad fue su gusto por películas de contenido sexual explícito
contrarias a los valores morales del régimen político del momento. Estas cintas
fueron rodadas a instancias del conde de Romanones, que ejerció de
intermediario entre la productora barcelonesa Royal Films (fundada en 1915 por
los hermanos Ramón y Ricardo de Baños con el fin de suministrar cine porno a la
casa real) y Alfonso XIII. "El rey tuvo vinculación con la industria pornográfica y nunca se esforzó en ocultarlo. Además, tuvo varios
hijos bastardos y bastantes amoríos extramatrimoniales que tampoco escondió.
Los Borbones nunca han tenido mucho recato", concede Izquierdo.
En aquella época, la
pornografía era un placer elitista. Gracias a la labor del monarca -se cree que
incluso dio ideas para los argumentos y guiones de las cintas y que además
participaba en el casting seleccionando a las actrices protagonistas- su
círculo cortesano pudo consumir este metraje de alto voltaje. "Sabía que
su vinculación con este tipo de cine podía dañar su imagen, por eso usó al
conde de Romanones como intermediario", señala Juárez. Alfonso XIII
encarnaba al hombre moderno de la época con gustos propios de la élite
internacional. Como explica Javier Moreno, catedrático de la Universidad
Complutense de Madrid, al monarca le apasionaban los coches, el deporte, la
aviación y sobre todo el cine. "Era muy gentleman, un conquistador
nato que disfrutaba acudiendo a reuniones elitistas donde todo era moderno y
cosmopolita", apunta Moreno.
Alfonso XIII estaba
tan implicado en el cine que, como explica a Icon Javier Moreno, la
mayoría de las películas de la época –estas no de contenido adulto, por
supuesto– que se conservan en la filmoteca son sobre el monarca. "A
Alfonso XIII se le grabó durante diferentes viajes, en varios desfiles y en
juras de bandera", señala Moreno. Hoy estas cintas están disponibles y es fácil encontrarlas por Internet.
La productora catalana llegó a rodar unas setenta
películas, pero solo han trascendido tres de ellas -Consultorio de señoras,
El ministro y El confesor- que fueron encontradas en un convento valenciano y
restauradas por la filmoteca de la misma ciudad
La afición por el séptimo arte de Alfonso XIII le llevó, además
de a frecuentar salas de cine, a montar un cine privado en el palacio Real. En él se dice que proyectaba
en primicia las películas pornográficas que llevó a cabo con Royal Films y que
después se exhibían de madrugada en salas del barrio chino de Barcelona. La
productora catalana llegó a rodar unas setenta películas, pero solo se han
conservado tres de ellas -Consultorio de señoras, El ministro
y El confesor, rodadas entre 1915 y 1925- que fueron encontradas en
un convento valenciano y restauradas por la filmoteca de la misma ciudad.
Posteriormente, con el apoyo de la Generalitat Valenciana, la filmoteca terminó
incorporándolas a su archivo audiovisual. Las cintas, a pesar de estar rodadas
en blanco y negro y sin sonido, eran explícitas y mostraban escenas sexuales
impensables hasta el momento.
A principios de los
años veinte, cuando se rodaron estas películas, el cine era algo nuevo y
excepcional en España. Aunque era muy popular, había muy pocas salas de
proyección y era un espectáculo itinerante que tenía lugar sobre todo en los
teatros de las grandes ciudades. "Por ejemplo, las sesiones de cine en La
Granja, donde veraneaba el rey, eran propias de las fiestas patronales. Había
verbena, fuegos artificiales y sesiones de cinematógrafo", explica Juárez.
Al ser en aquel momento cine mudo, se solía poner música en directo o un
fonógrafo durante la proyección. El cine porno, sin embargo, era un asunto privado.
"Sin duda, era imposible proyectar cintas porno en público. En España no
fueron legales hasta los años 80 y el franquismo no fue la única causa. Antes,
en los años 30, ya era considerado un cine impúdico y degenerado. Si lo erótico
ya era salvaje, la pornografía del rey era un auténtico escándalo", matiza
el doctor en Historia.
Otra de las aficiones
que se le adjudican a Alfonso XIII era la de visitar con asiduidad el madrileño
hotel Mónaco, en el barrio de Chueca, que por aquel entonces era una casa de
citas a la que acudía para mantener relaciones sexuales extramatrimoniales. La leyenda dice que la
habitación en la que solían tener lugar estos encuentros íntimos era la número
20.
"Victoria Eugenia se arrepentía de haberse casado
con Alfonso. Sabía que tenía amantes y quería divorciarse. También le acusaba
de falta de higiene y educación", afirma Eduardo Juárez, que define a este
Borbón como un personaje sobrepasado por las circunstancias y sus vicios
El monarca tuvo siete
hijos con su mujer, Victoria Eugenia de Battenberg, y otros cinco bastardos
fruto de sus aventuras con actrices, como Carmen Ruiz Moragas ('la Borbona'),
institutrices y aristócratas que formaban parte de la Corte. "La reina
Victoria Eugenia se arrepentía de haberse casado con él. Sabía que Alfonso
tenía amantes y quería divorciarse de él. También le acusaba de falta de
higiene (decía que le olía fatal el aliento) y de educación", añade
Eduardo Juárez, que define a este Borbón como un personaje dañino y terrible
sobrepasado por las circunstancias políticas y sus vicios.
"Durante la
primera fase de su reinado fue muy popular. Pero después empezó a haber
claroscuros. Se empezó a culpar a Alfonso XIII de aquello que salía mal y se
ganó muchas enemistades al dar su consentimiento a la dictadura militar. Su
manera de ver la política era muy militar y nacionalista", matiza el
catedrático Javier Moreno.
Tras la proclamación
de la Segunda República en España, el 14 de abril de 1931, el rey
abandonó precipitadamente el país, a su mujer y a sus siete hijos legítimos
huyendo en coche a Cartagena. Poco después Victoria Eugenia y sus hijos le
siguieron a Francia, hacia donde se dirigía el rey. La familia estuvo reunida
un tiempo en París hasta que Victoria Eugenia, harta de aguantar los malos
hábitos de su marido, le dijo "me voy, ¡no quiero ver tu fea cara nunca
más!". La reina partió entonces hacia Londres, donde decidió quedarse. El
matrimonio llevaba más de una década sin hacer vida marital y esta separación
física fue el distanciamiento definitivo. Ni Alfonso XIII ni Victoria Eugenia
volvieron a vivir en la misma ciudad.
El 15 de enero de
1941 Alfonso de Borbón abdicó en su hijo quinto hijo, Juan (padre de Juan
Carlos I y abuelo de Felipe VI). "Alfonso quiso que Juan fuera su heredero
porque sus hijos mayores eran sordomudo uno y hemofílico el otro", apunta
Juárez. El 28 de febrero de 1941 murió en Roma, donde permaneció enterrado
hasta 1980, cuando el rey Juan Carlos I ordenó repatriar los restos de su
abuelo (depositados en la cripta real del monasterio de El Escorial, donde
siguen hoy).
Alfonso XIII fue rey
de España durante más de treinta años y, sin embargo, el legado más transgresor
que dejó fue el nacimiento de la industria pornográfica en un país que no había
visto nada igual hasta la fecha. Su vida, obra y excesos demuestran que todo lo
que un jefe de Estado hace termina afectando a su imagen. De ahí que
Juárez no dude al afirmar que "un rey no tiene vida privada". Mucho
menos, por lo tanto, aficiones privadas.
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