Ejerció en Modica (Sicilia),
viajó en tren y autobús; el alcalde y los servicios sanitarios urgen a los
clientes que se hagan la prueba del virus
Una prostituta de origen peruano infectada por
coronavirus causa alarma, sobre todo entre los habitantes de Modica, municipio
de 54.500 habitantes en la provincia de Ragusa (Sicilia), donde ejerció en un
apartamento que había alquilado. Después viajó en autobús y en tres hasta la
región de Umbría. Ha tenido que ser hospitalizada en el hospital de Foligno,
municipio de 57.000 habitantes, en la provincia de Perugia.
El caso suscita preocupación y demuestra la dificultad
del rastreo minucioso de todos los contactos que cada contagiado ha tenido en
los últimos 14 días. Se trata de un trabajo básico para evitar que los brotes
se propaguen. Pero no es tarea fácil, como se está comprobando en el gran
esfuerzo que están realizando los sanitarios de Umbría para reconstruir los
desplazamientos de la prostituta peruana y dar con los clientes que “recibía”,
para avisarles de que se deben hacer la prueba del coronavirus.
La situación es particularmente preocupante y
embarazosa en Modica, donde ejerció en su apartamento del centro histórico
durante unas dos semanas. El alcalde, Ignazio Abbate, y los servicios
sanitarios (ASP) se han apresurado a hacer un llamamiento urgente: “Deben
hacerse la prueba del coronavirus todas las personas que hayan tenido contacto
con ella". La ASP también recuerda que cualquier persona que haya entrado
en contacto con la mujer está obligada a declararlo.
El problema no es solo identificar a los clientes,
sino también rastrear todos los contactos y sus familiares para que se hagan
pruebas del virus. Con cierto sadismo justificado por la alarma que suscita el
coronavirus, los servicios sanitarios piden que si un cliente da positivo debe
ponerlo al corriente de sus familiares para que también se hagan el test. Para
los clientes, el dilema al que se enfrentan puede ser cruel: Escoger el
silencio, poniendo en peligro a sus familiares, o comportarse con
responsabilidad diciendo la verdad. Queda una tercera vía, que tentará a
alguno: Echar la culpa al amigo encontrado en el bar casualmente…
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